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álvaro de marichalar

«La boda de Jaime eclipsó mi carrera deportiva»

500 años después, el cuñado de la infanta Elena emula la epopeya de San Francisco Javier y culmina su épica travesía de los mares de China y Japón. Olas gigantes, rayos, tiburones, culebras de mar... «¿Merece la pena jugársela y encima salgo en los telediarios de Tokio!»

LUIS GÓMEZ

Viernes, 28 de julio 2006, 02:00

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-¿Holaaa! Me pillas de milagro, llegando a una isla. ¿Una tormenta de cojones, horrorosa..! Llámame, por favor, en dos horas.

-¿Dos horas?

-Supongo que habré llegado a tierra, ¿vale? ¿Gracias!

«¿Holaaaa! He llegado de milagro, tío», grita Álvaro de Marichalar de nuevo desde su móvil.

-¿Se le ha pasado el miedo?

-¿Buenooo! No sabe lo que he vivido. ¿Ocho horas luchando! ¿Se ha montado una galerna! Es muy peligroso, sales con la mar calmada y en dos minutos se montan unas olas, un frío y un viento que es la polla. Y, en éstas, oí su llamada.

Esta entrevista se realizó cuando el hermano más famoso del duque de Lugo cubría en moto acuática el recorrido que hizo el patrón de Navarra por el continente asiático. En total, más de 3.000 millas por «mares muy duros».

-¿Dónde se encuentra ahora mismo 'el Induráin del mar'?

-Qué bonito, tío, como me llamaban antes de las 'movidas'. Estoy en Tarama, una pequeña isla al sur de Okinawa.

-Ama el riesgo, pero vive muy bien.

-Sigo los pasos de San Francisco Javier. Difundo su figura en Japón por Nagasaki, Kagoshima, Yamaguchi, Girado, Kioto...

-No para con el culo quieto.

-Es mi pasión. Tengo una compañía inmobiliaria en Madrid y París. Trabajo ocho meses al año, muy duros y jodidos, y cojo cuatro para navegar. Me da fuerza para seguir día a día en la oficina.

-Tras 23 años navegando y con ocho récords del mundo a su espalda, ¿qué quiere demostrar?

-No es cuestión de demostrar, sino de experimentar.

-¿Qué?

-Nadie se entera en España de lo que hago. Hoy sólo tú. Vivo la mar de una manera íntima, verdadera, sin intermediarios. Sin protección. ¿Muy en el límite!

-Afronta las hazañas con catamarán, cocinero, helicóptero...

-Helicóptero, ¿jamás! Catamarán, una vez. Barco de apoyo, tres veces. Y llevo ya 35 travesías. Pierdo 4 kilos cada día, navego el 100% del tiempo en pie para no dañarme la espalda... Una media de 12 a 14 horas. ¿He salido en el telediario de Tokio!: 'La heroicidad de un navegante del siglo XXI'.

-¿Pone su pellejo en peligro?

-Cada vez que zarpo. Hoy me he jugado la vida. Si sufro una lipotimia, un desmayo, un fuego en el motor... no estaríamos hablando ahora. He tenido que venir a esta isla para refugiarme. Nadie lo sabía. ¿Hubiese sido imposible el rescate! A la guardia costera japonesa le preocupa esta expedición.

-¿Por qué?

-Hay muchos tiburones y culebras de mar que, si te pican, es la muerte. Puedes resistir el veneno a lo mejor dos horas, pero, si no hay un hospital cercano, has muerto. Rayos que caen cerca...

-¿Ándese con cuidado!

-¿Merece la pena jugársela! Igual mi esfuerzo sirve para que 350 niños en Sri Lanka no pasen hambre en su vida. Sé que puedo morir. Predico con mi embarcación. Hay gente tan necesitada...

-Su vida es una aventura sin fin.

-También lo es formar una familia o sacar adelante una empresa. Yo monté una de antenas parabólicas con 22 años. Necesito rezar y meditar en esa gran catedral que es la mar. No aspiro a tener bienes materiales que ni busco ni quiero. Soy rico en experiencias.

-¿Qué se le ha perdido en el mar? -Nada. Y he hallado todo en ella. Quería ser piloto de combate de aviación, pero no pude por un accidente en el servicio militar. Se me quedó mal un dedo. La mar sustituyó mi pasión de volar.

-Siempre navega solo.

-Casi siempre. Son travesías muy arriesgadas. No todo el mundo puede ni quiere seguirme.

-¿Se juega la vida, pero se le reconoce?

-Lo reconocen quienes tienen que reconocerlo. Pescadores, la CNN, la BBC... Que lo saque quien lo tiene que sacar. Si no es en mi país, será porque no tiene que ser. Me da un poco de rabia.

-¿Le duele?

-A lo mejor me ven con una novia y se entera toda España.

-Es uno de los 'solteros de oro'.

-Pero, si hago una travesía y un récord de España, se enteran los que ven la CNN. Curioso, ¿no?

-¿Se le ve como el capricho de un 'niño bien'?

-Antes del 95, no era un capricho de nadie. Era 'el otro Induráin'.

«Nada de niño pijo»

-¿Pinta de pijo ya tiene!

-¿Ni niño pijo ni niño muerto! En 1993 era un deportista que ya hacía expediciones. Una circunstancia en el ámbito privado, como la boda de un hermano (Jaime), ha eclipsado toda una carrera deportiva. ¿Menos mal que sólo en España!

-Ser cuñado de la infanta Elena le ayudará a lograr espónsores.

-Como comprenderá, la esponsorización de la que habla no me ayuda absolutamente en nada. Lo que hace es perjudicarme mucho.

-Cuesta creerlo.

-¿Créalo! Todos mis patrocinadores son extranjeros.

-Bueno...

-Supedito siempre el apoyo de los patrocinadores al éxito de las misiones. Si triunfo, recupero los gastos que adelanto de mi bolsillo. Antes a nadie le importaba esponsorizarme.

-¿Y ahora?

-Algunos no tienen el valor de hacerlo, aunque es la primera vez que se cruza de China a Taiwan en la historia de la navegación moderna. El Gobierno de Navarra, con el que nos une una fuerte vinculación familiar, tampoco me ha ayudado pese aque llevaba pancartas y escudos en la expedición de San Francisco Javier.

-¿Debe luchar contra los prejuicios que le supone su cercanía a la Familia Real?

-Cada vez más.

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