Secciones
Servicios
Destacamos
CELIA HERRERA
Lunes, 10 de julio 2006, 02:00
Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.
Compartir
Igual que fue toda una sorpresa que nuestro fulgurante sol tuviera manchas, ha resultado todo un chasco que el insigne Stephen Hawking, uno de los científicos más laureados, albergue en su cerebro privilegiado prejuicios machistas de los que hace gala sin rubor.
Su última gran ocurrencia fue soltar en una conferencia sobre el origen del Universo que uno de los últimos misterios científicos que quedan por desvelar es poder entender a las mujeres. Además de gracioso, se creyó muy original.
Después de muchos siglos de lucha y sufrimiento, las mujeres habíamos ganado el privilegio de tener alma, a que se nos suponga dotadas de inteligencia, el derecho a votar y a presentarnos a las elecciones, a cursar la carrera universitaria que nos apetezca y a ejercer una profesión.
Todavía faltan muchas cosas para alcanzar la igualdad real, pero no me imaginaba que una de ellas fuera el derecho a ser entendida por una persona medianamente inteligente.
A todos nos gusta pensar que las personas a las que admiramos por una razón u otra son mejores que el resto, olvidando que la inteligencia no nos salva de la ignorancia ni de la idiotez. La lucidez no impide que, en nuestro interior, seamos mezquinos y pequeños.
Quizás a Hawking le haya pasado que, de tanto intentar penetrar en el interior de los agujeros negros con los que teoriza, se le haya olvidado cómo mirar a los ojos a una mujer.
Lo cierto es que todavía se sigue calificando como una virtud el que una mujer tenga un halo de misterio, y los fundamentalistas radicales llevan esta idea hasta el extremo imponiendo el burka.
Pues no hay misterio ninguno. A ver lo que tardan en enterarse algunos que, para entender a una mujer solo hay que empezar a verla como una persona, como un igual, al que hay que escuchar y atender. ¿Tan difícil es, o es que hay que empezar a dudar de la inteligencia de algunos?
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
¿Cómo llegó una valla de obra a lo alto del Acueducto?
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Recomendaciones de HOY
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.